“Para
esos adolescentes existe un bajo deleite en compartir y exhibir un poco lo peor
de sí mismos; poco a poco el colegio va creando en cada cadete una horrible
vergüenza de ser manso, de ser bueno, de caer alguna vez en la execrable
debilidad de conmoverse…. Padres, tutores, oficiales, todos parecen estar de
acuerdo en que ‘hacerlos hombres’ es apenas un eufemismo para designar la
verdadera graduación, el formidable cometido de la escuela: hacerlos crueles.”
Esta frase resume el proceso por el cual los alumnos del colegio Leoncio
Prado van siendo modelados según el estereotipo de lo que es "ser
hombre".
Dicho estereotipo hace que sentimientos nobles tales como la bondad, el cariño
y la compasión, entre otros, no sean consideradas como apropiados para hombres.
Cualquier alumno que llegase a expresar este tipo de sentimiento estaría
expuesto al odio y al desprecio de sus colegas. Incluso, la debilidad física o
de carácter, como el miedo, también son objeto de desprecio. Quienes expresan
estos sentimientos deben ser castigados y agredidos. Un ejemplo de esto es
Ricardo, tanto afuera cuanto adentro del colegio militar.
Cuando Ricardo y su mamá van a vivir con el padre de Ricardo, vemos como
él no se lleva bien con su padre. El esclavo es un personaje tímido y callado, y
su padre lo desprecia por eso. El esclavo toma tiempo en acostumbrarse a esta
nueva situación familiar, como es de esperarse de cualquier niño de 8 años. En
vez de darle cariño y aceptar esto, su padre llama a Ricardo de mujer y lo
golpea. Vemos claramente que Ricardo no posee las características de un
verdadero “hombre” según su padre. Dentro del colegio militar, la situación de
Ricardo no cambia. Ricardo posee una debilidad física y de carácter. Los
cadetes lo maltratan y excluyen constantemente por esto. Es también por esto
que, en vez de que los abusos disminuyesen con el transcurrir del tiempo, por
el contrario, la actitud pasiva e indefensa del esclavo, incita a más abusos por
parte de sus colegas. Al final, esto es lo que determina su trágico final.
En base a los diferentes puntos de vistas de los personajes del libro,
pareciera que el pensamiento de algunos padres de familia de la época apuntaba
hacia el colegio militar como una manera de moldear y disciplinar a sus hijos. En
otras palabras hacerlos “hombres”. De esta manera, ellos transferían su
responsabilidad al colegio, quizá sin saber los métodos, prácticas y rituales
de crueldad que ahí ocurrían. En el colegio militar podían entrar alumnos de
todos los estratos sociales y formaciones, quizá con una sola cosa en común,
que era el convencimiento de sus padres de que la formación militar era la
mejor para ellos. Lejos estaban los padres de imaginarse todas las barbaridades
que ocurrían entre las paredes del Leoncio Prado.
En el colegio Leoncio Prado llegamos a conocer el lado más oscuro de
cada personaje. Dentro del colegio, los cadetes esconden sentimientos como el
miedo, el cariño y la bondad porque de cierta forma están asociadas con la
debilidad. La formación de este colegio hace que, poco a poco, los cadetes
vayan perdiendo este lado humano y desarrollen el habito y el uso de la
crueldad.